Seguimos con Hitchcock, simplemente porque hace poco me interesé por una de las últimas obras que realizó antes de su muerte en 1980. Se trata de Marnie, la ladrona (1964), el film que realizó después del estreno de Los Pájaros en 1963. La película está protagonizada por Sean Connery y Tippi Hedren, actriz que, a lo largo del rodaje, terminó enfrentada con el director.
La historia comienza con un robo que no se sabe quién ha cometido, hasta que las cámaras nos van presentando poco a poco a Marnie, que es quien ha obrado el delito. Marnie es una ladrona metódica, que va pasando de empresa en empresa desvalijando lo que buenamente puede, siempre “quemando” las pruebas que puede dejar tras de sí. Cambia de identidad en cada nueva ciudad y no hace amistades ni tiene romances. Se mantiene totalmente sola por lo que, en un principio, parece la necesidad de no dejar huellas, pero que al final descubrimos es una patología psicológica. El único vínculo emocional que Marnie posee es su madre, que no la quiere. Eso la hace sufrir pues no hay un motivo claro, o al menos ella no lo conoce, desea con todas sus fuerzas que su madre la quiera pero no sabe cómo conseguirlo, pues ella se muestra distante. Marnie planea otro golpe, en una empresa dirigida por Mark Rutland, que no duda en contratarla a pesar de que no tiene referencias. Marnie ojea todo lo necesario para llevar a cabo el robo y lo ejecuta. Mark la descubre poco después, pero en lugar de entregarla a la policía decide chantajearla para que se case con él. Mark se interesará poco a poco por la patología de Marnie, que no le quiere cerca, hasta que logre dar con su solución.
Se trata de una idea en base interesante, aunque ya utilizada en otras ocasiones. Muchas son las películas cuyas tramas están basadas en el psicoanálisis y los traumas de la infancia con repercusiones psicológicas posteriores y muchas son las que forman parte de la filmografía de Hitchcock (no podemos evitar recordar Psicosis y la importante figura de la señora Bates y el complejo de Edipo de Norman; también podemos recordar la película Extraños en un tren con el complejo personaje de Bruno). Marnie contiene otro personaje que ha sufrido un grandioso trauma en la infancia; ese trauma produce todas las repercusiones que la protagonista sufre en el presente, el miedo al color rojo y el rechazo de cualquier tipo de afecto por parte de los hombres, ya sea en forma de cariño o de ámbito sexual. En definitiva, otra película de Hitchcock que tira de las teorías de Freud para crear una trama medianamente interesante (pero que podría ser mejor).
Como siempre, la mejor escena del film (siendo de Hitchcock) está basada en el suspense puro, como bien expliqué anteriormente el suspense consiste en la regulación del saber, colocando al espectador, nosotros, un paso por delante de los personajes. La escena a la que me refiero es la siguiente:
En ella Marnie está ejecutando el robo de la empresa Rutland & Co. sin saber que la señora de la limpieza está aproximándose poco a poco a la estancia en la que se encuentra. Nosotros vemos cómo Marnie no está dándose cuenta de nada, hasta que sale de la sala tras terminar de robar la caja fuerte y ve a la limpiadora. Entonces se descalza y, cuando creemos que todo saldrá bien, un ruido inesperado la delata. Sin embargo Marnie tiene suerte (para saber por qué ved la escena entera o ved la película).
Lo peor de la película: su exagerada extensión. Los 125 minutos de metraje se hacen excesivamente largos para una historia que podría resolverse en menos tiempo. Quizá demasiado celuloide gastado en la secuencia de la luna de miel, quién sabe, el caso es que, sea por el tema de la película, o por el ritmo (demasiado lento para mi gusto) el producto final no es todo lo bueno que prometería la sinopsis leída en voz alta. El propio Alfred Hitchcock se cansó de la historia en mitad del periodo de rodaje y eso queda reflejado en la película, que no está hecha con toda la pasión de las historias Hitchcock.
Mi puntuación final:
4/10. Casi pero no. Marnie no aprueba, su excesivo metraje y su lento ritmo pudieron conmigo. Una buena idea depende mucho de su envoltorio, y, al igual que algunos nuggets, a veces ese envoltorio echa para atrás.
Un abracito.
Mi puntuación final:
4/10. Casi pero no. Marnie no aprueba, su excesivo metraje y su lento ritmo pudieron conmigo. Una buena idea depende mucho de su envoltorio, y, al igual que algunos nuggets, a veces ese envoltorio echa para atrás.
Un abracito.
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