Hace poco un buen amigo y yo estuvimos hablando de esta película y de lo intrincado de su trama, así que, por qué no hablar un poco sobre ella ahora que cumple 20 años, pensé. Se trata de Reservoir Dogs, el primer largometraje de Quentin Tarantino y que le lanzó a la fama de la noche a la mañana. Del significado del título poco se sabe y mucho se ha especulado, que si tiene que ver con Perros de paja de Sam Peckinpah, que si otra película francesa… ni el propio Tarantino se digna a ofrecer información acerca del título. En cuanto al reparto, puede que entonces no fuera del todo redondo, pero mirándolo retrospectivamente encontramos actores que hoy día sí son reconocidos: Steve Buscemi, Harvey Keitel, Tim Roth, Michael Madsen y Chris Penn.
Lo que tenemos en Reservoir Dogs es la historia de un atraco y de las personas que lo cometen. Antes de nada me gustaría explicar la diferencia crucial entre ‘historia’ y ‘narración’. Mientras que la historia es el hecho que ha acontecido de forma temporalmente lineal, la narración es esa interpretación que se hace de la historia y que puede llevarse a cabo sin ningún orden temporal lógico o con saltos temporales por la misma historia (como ejemplo tenemos la conocida Memento, de Christopher Nolan). La narración comienza en el punto álgido del atraco, la huida, y va dando saltos temporales por toda la historia, mezclando momentos sucedidos después del atraco con momentos que tuvieron lugar antes, durante su preparación.
El orden temporal es uno de los muchos elementos que Genette estudió en relación con el discurso audiovisual (y perdón por la pedantería) y se trata de uno de los más importantes, sino el que más. Según el orden de la narración de la historia podemos entender o dejar de entenderla, enrevesarla y crear un discurso intrincado que haga de criba, es decir, que seleccione a la gente que verdaderamente pueda comprender la película. Es cierto que no es la finalidad de este elemento pero en muchas ocasiones ocurre eso (a cuántas personas les habrá costado comprender Memento, ¡a cuántas!). No obstante, la finalidad más común de alterar el orden de la narración es crear misterio, todos recordamos el principio de Atrapado por su pasado, de Brian de Palma, y pensamos ¿cómo habrá llegado Al Pacino a esa situación? Pues de eso se trata. En esta película pasa lo mismo, vemos a todos los personajes metidos en el tinglado que el atraco ha provocado y nos preguntamos cómo demonios han llegado hasta ahí, por eso se nos van mostrando una a una las historias de los personajes centrales. Y como en esta secuencia salen todos los personajes centrales, y además me encanta, la dejo aquí para que todos la veáis, se trata de la mítica escena que (casi) abre la película.
Otra escena, que no es tan conocida, de la misma película, pero que después del segundo visionado me llegó bastante, es aquélla en la que Freddy (más conocido como el Sr. Naranja) se prepara su papel con ayuda de su amigo. Concretamente esta escena me gusta porque la preparación que su amigo le dice que tiene que hacer me recuerda a la escritura de un guion cinematográfico. Le dice que lo más importante son los detalles, porque así la historia gana credibilidad, coger los detalles y hacerlos suyos, creerse la historia, creer que es su propia historia. Todo esto son consejos aplicables a esa situación, pero también aplicables a la escritura de un guion y de cualquier historia de ficción a la que queramos buscar verosimilitud.
Un elemento importante y que hace destacar a la película es el Macguffin. Como de este elemento en relación con la película mucho se ha hablado seré breve ya que no considero que pueda aportar ningún matiz nuevo. Simplemente para el que no lo sepa, el Macguffin es un elemento cinematográfico que sirve para dar comienzo a una trama, empujarla desde el principio y hacer que los personajes avancen en la historia, sin embargo, al final resulta no tener ninguna importancia en relación con la trama. Este término, por cierto, es obra de Alfred Hitchcock. Como siempre la mejor forma de entender esto es con ejemplos: empezamos con Ciudadano Kane (Orson Welles), y el quizá más famoso Macguffin de la historia del cine. La película comienza con la palabra ‘Rosebud’, que Kane pronuncia antes de morir. Pues bien, esa palabra se convierte en la excusa perfecta para conocer toda la vida de Charles Foster Kane. Otro ejemplo encontramos en Psicosis, la conocida película de Hitchcock, y que quizá no muchos se hayan dado cuenta de que los 40.000 $ del principio son un Macguffin clarísimo. Un dinero que al final nada tiene que ver con la trama principal. Lo mismo en otras películas como Rocknrolla, de Guy Ritchie, con el cuadro del multimillonario ruso o en Pulp Fiction, de Tarantino, con el maletín del señor Wallace. En Reservoir Dogs, concretamente el Macguffin son los diamantes que roban en el atraco. ¿Realmente tienen importancia en la trama? La película trata de cómo han salido mal parados de un robo a una joyería, que bien podía haber sido un banco, una cafetería o un salón de subastas. Los diamantes entonces pierden toda importancia, y la película se centra en mostrarnos cómo ha llegado cada uno hasta esa situación y cómo sale de ella, simple y llanamente.
Por último, es imposible olvidarse de la importancia que tiene la música en este film (como en todas las películas de Tarantino). El director estructura la película como si de un ficticio programa de radio se tratase. ‘K-Billy y sus supersonidos de los 70’ es el programa en el que suenan todas las canciones de la película, de modo que en la mayor parte de las ocasiones la música es diegética, es decir, proviene de la propia historia. El mejor ejemplo para entenderlo: el momento en el que el Sr. Rubio pone la radio cuando tortura al policía en el almacén y baila al ritmo de ‘Stuck in the middle with you’ de Stealers Wheel. Una de las escenas más clásicas de la película, aunque no tanto como la más recordada: la que acompaña a los títulos de crédito junto a la canción ‘Little Green bag’ de George Baker. Otra gran película de Tarantino con una gran banda sonora.
La puntuación final:
Un 8/10. Reservoir dogs es un pollo asado que, a sus 20 años, no caduca. Es un pollo asado que te comes sin ningún orden y que disfrutas de igual manera.
Un abracito.