martes, 18 de junio de 2013

Room 237 (Rodney Ascher)

Hacía realmente mucho tiempo que no escribía, no sé si han sido tres meses o más, pero ahora ya puedo decir orgullosamente que soy lisensiado en Comunicación Audiovisual. Ahora mis palabras suenan más serias en vuestras cabezas, claro que sí. Durante estos meses he estado trabajando junto a mis compañeros de Bay F en lo que ha sido mi primer corto de ficción totalmente serio y trabajado. Han sido semanas de mucho trabajo, en las que parecía que no había manera de dejarlo finiquitado, pero para contar eso ya haré otro post cuando subamos el trabajo.


De lo que os vengo a hablar hoy es de un documental que hacía más de un año que quería ver (antes incluso de que se estrenara, a finales de 2012) y que, voy a decirlo ya, me ha decepcionado sobremanera. Se trata de Room 237, un título que, si sois conocedores del trabajo de Stanley Kubrick, os recordará a la misteriosa habitación que aparece en El resplandor (The Shining, 1980). Si desde luego hay algo que tiene acertado este trabajo es el concepto de documental, pues nos encontramos ante hora y media de imágenes de archivo y voces over de personas a las que no se las ve la cara en ningún momento, personas que dan su opinión acerca del significado y los entresijos de la película ya mencionada.

Porque de eso va Room 237, de escuchar lo que piensan ciertos estudiosos del genio del Bronx que significa tanto en conjunto como por partes El resplandor. Bill Blakemore, Geoffrey Cocks, Juli Kearns, John Fell Ryan, Jay Weidner y Buffy Visick se encargan de desenmarañar lo que ellos califican como una película llena de entresijos y de tramas conspiratorias. Uno detrás de otro van afirmando que la película en realidad habla del genocidio cometido sobre los indios americanos (hay constantes alusiones a ellos durante la película); no, espera, no es eso, en realidad habla sobre el genocidio nazi cometido en la 2ªGM (varias águilas a lo largo del film, así como el número 42 en contadas ocasiones ·2x3x7=42·); ¿o es una confesión por parte de Kubrick diciendo que fue el quien falseó la emisión de la llegada a la luna en 1969? (el parecido de la alfombra con la plataforma de lanzamiento 39-A de Cabo Cañaveral, el jersey de Apolo 11 de Danny). Éste es el encanto del documental (para mí el encanto de la película en sí), la variedad de opiniones que genera. O será el encanto del documental para todas aquellas personas que gusten de ver en todos lados tramas conspiranoicas. Ojo, que no estoy afirmando, ni mucho menos, que El resplandor sea simplemente una película de terror, porque no es sólo eso. Estoy seguro, y habiendo leído lo que he leído sobre este hombre, que todo lo que sale dentro del cuadro tiene un significado. Que estas personas estén en lo cierto o no, es algo que nunca sabremos.



Dejando a un lado lo que son simples teorías, este documental también saca a la luz varias cosas de las que no te habrías dado cuenta si no ves varias veces la película, deteniéndola y fijándote, e incluso si no lees la novela de Stephen King. Son cosas que llaman la atención y que tienen que tener un significado sí o sí. Por ejemplo, el pantalón del asistente de Stuart Ullman, que cambia su forma en cuanto se sienta; la silla que desaparece del cuadro tras haber pasado a un contraplano de Wendy en la escena en la que ésta molesta a Jack cuando escribe; o la más curiosa del documental, la alfombra que, misteriosamente, está dada la vuelta cuando Danny se levanta. ¿Es simplemente una manera de enseñarnos cómo el hotel Overlook tiene vida propia? ¿Hay algo más?


Estamos ante un documental que solo puede generar empatía o rechazo, no es aburrido, si bien es cierto que gana ritmo al final, pero el tema conspiranoico es lo que tiene, o coincides o lo rechazas. Un apunte más: interesante por parte del director, Rodney Ascher, la decisión de insertar partes ficcionadas en el documental, incluso un “cameo” del propio Kubrick. En definitiva, si os gusta ver más allá de la capa superficial y pensar en lo que podría significar ésto y aquéllo, éste es vuestro documental, además de si sois grandes fans de Kubrick.

P.D.: Para más documentales de éste tipo sobre el mismo cineasta, visionad los trabajos de Jay Weidner, Kubrick’s Odyssey (Partes 1 y 2).

La puntuación final:

5/10. Como en todas las alitas de pollo, hay carne y hueso, hay chicha y desperdicio, igual que en Room 237. Sí, hay mucho trabajo detrás, pero no hay pruebas, no hay algo en lo que se sustenten las opiniones de los estudiosos. No arroja nada de luz, solo más dudas. 

Un abracito. 

1 comentario:

Dulce dijo...

Creo que debe estar interesante este documental, la película es genial, la vi hace poco en las películas online que tiene hbo y me dio mucho miedo y me dejó confundida en algunas cosas, así que una explicación sería interesante.