Con todo lo que se ha escrito sobre las adaptaciones de libros al cine podría hacerse una cordillera que haría sonrojarse al Himalaya, pero es ciertamente imposible quedarse callado cuando lees un libro y posteriormente ves la película. El ser humano es así, tendemos a comparar.
La Feria del Libro de este verano me ofreció en bandeja Drácula de Bram Stoker por un muy módico precio (cabe decir que la edición es horrible, repleta de faltas de ortografía y con una impresión muy deficiente), así que me puse a leerlo y en pocos días ya lo había terminado. En sus páginas encontré una historia fantástica, dura, terrorífica y, en cierto modo, sensual. Me absorbió, tengo que decirlo, necesitaba saber qué pasaría después. El estilo epistolar en el que está escrita facilita las cosas, la lectura se hace liviana y rápida y bien es cierto que te acerca mucho más a todos los personajes y te sientes uno más, como si te estuvieran soltando toda la historia a la cara.
El libro cuenta la historia de un pasante de abogacía, Jonathan Harker, que viaja a Transilvania para terminar unos negocios con el conde Drácula, que pretende comprar varias propiedades en Londres. Jonathan queda prisionero casi sin saberlo en el castillo del conde, que una vez tiene todo en regla emprende su viaje a Inglaterra. Allí comenzará a causar estragos a gente que, en cierta manera, está relacionada con Harker. Lucy, la amiga de Mina, la prometida de Harker, estará en serios problemas y tan solo un grupo de hombres formado por el doctor Seward, el prometido de Lucy, Arthur, Quincey Morris y, posteriormente, el doctor Van Helsing podrán encargarse del conde y librar al mundo de un poderoso mal. Básicamente ésta es la historia, contada sin spoilers, para que nadie pueda quejarse.
Ahora bien, eso es lo que nos cuenta el bueno de Bram Stoker en la novela, pero al bueno de James V. Hart le pareció que a esa historia le faltaba algo, necesitaba ser más comercial… y ahora viene lo que a mí me decepcionó más de la película. ¿Por qué tuvieron que insertar una historia de amor que lo único que consigue es dar al conde una humanidad que no posee en la novela? El conde Drácula de la novela es un ser maligno, impío y que solo desea hacer el mal (bien sea por necesidad o por impulso), sin embargo, la película se encarga, ya desde el principio, de mostrarnos un prólogo en el que se ve cómo el conde perdió a su amada mucho tiempo atrás, lanzando así la excusa perfecta para enseñarnos el lado más romántico de Drácula. Puede haber gente a la que esto le parezca que está bien traído o que hasta le guste, sin embargo yo no tolero que se inventen una historia que no está en la novela simplemente para hacerla más interesante a ojos de un público mayoritario, a pesar de que haya quien se empeñe en decir que se puede intuir en la propia novela.
Derivado de este cambio viene otro problema: Mina Harker era una esposa fiel en la novela, sin embargo en la película, y víctima del hechizo del conde por su enorme parecido a su difunta esposa, torna en una infiel y lasciva novia de Satán. El punto álgido de esta historia llega en la escena en la que Drácula convierte en vampiro a Mina, una escena que en la novela es totalmente distinta. Dejando a un lado el cambio total del personaje de Mina, si que es cierto que el tema sensual que la novela deja entrever está totalmente plasmado en la película, y de manera magistral, en varios puntos de la historia, como el primer contacto de Lucy con Drácula o el encuentro de Jonathan con las 3 doncellas en el castillo.
Una vez os he dicho lo que más me molesta de la diferencia entre la novela y el libro os puedo asegurar que la película también tiene muchas ventajas. Entre ellas la realización del que por entonces era un venido a menos Coppola (había hecho grandes películas pero que habían sido fracasos comerciales, como Apocalypse Now) plasmando el terror que sí se suponía en la novela y la sensualidad de la historia. Movimientos de cámara exagerados en algunos momentos y una puesta en escena que te mete de lleno en la historia son algunas de esas ventajas de las que hablo además de la gran labor del reparto. No había hablado todavía de él pero el conde está interpretado por Gary Oldman, impresionante como siempre. Keanu Reeves encarna a un Jonathan Harker idéntico al de la novela y Mina Harker está interpretada por una angelical (por fuera) Winona Ryder. Por último, la guinda del pastel, Anthony Hopkins encarnando al doctor Van Helsing de una manera mucho más exagerada que en la novela, aunque, como siempre, de manera acertada. El personaje de Renfield, interpretado por Tom Waits, sí es parecido al del libro, aunque en la película se da a entender que fue el predecesor de Jonathan en los negocios con el conde, viniendo de ahí su locura.
Solo me queda decir que esa niebla verde que aparece en la escena del affaire entre el conde y Mina es MUY cutre.
Las puntuaciones finales:
La novela es un 8/10, un pollo asado en toda regla, que se cocinó hace muchísimos años y que, aunque parezca injusto, pocos han degustado.